Ponencia de Juan Miguel Dominguez / Dtor. Gral NST New Security Technics.
El Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación de Andalucía Occidental y Ceuta (Coitaoc) organizó, el 11 de marzo, la jornada ‘#24HorasSmartCity. Ecosistema urbano de innovación aplicada, un evento profesional e institucional que pretende ofrecer una perspectiva de 360 grados sobre el desarrollo de las ciudades inteligentes.
La seguridad como valor social, base de la libertad
Sin seguridad no hay libertad y sin libertad difícilmente podremos crear ciudades inteligentes que consideren el bienestar de las personas. Lo dice nuestra Ley de Seguridad Privada, El Consejo de Europa, Genoma del robo y 90 profesionales de la seguridad, adscritos a esta nueva forma de entender la vida en la ciudad.
Ciudad inteligente y segura, sostenible y participativa.
Yo afinaría y al término ciudad inteligente le añadiría “Ciudad inteligente y segura, sostenible y participativa”.
Según nosotros lo vemos, para conseguir una ciudad inteligente, es imprescindible que esta sea segura en términos de protección contra actos malintencionados. Y para conseguir esta «seguridad» no solo vale con la tecnología sino que es fundamental que consideremos e impliquemos a las personas.
La pregunta es si queremos construir la seguridad solo en base a la tecnología o queremos apoyarnos en el diseño y la participación. Porque ¿Para qué nos sirve una ciudad inteligente si solo es digital, hiperconectada y aislada?
Que mayor libertad que disfrutar de la doble sensación de sentirse seguro y estar seguro. Que mayor libertad que salir de tu hogar o de tu negocio, cerrar la puerta y saber que cuando regreses todo seguirá igual.
Sin «seguridad» no hay «libertad».
¿Qué es una ciudad inteligente Smarcity?
Es nuestra responsabilidad definir bien que es lo que deseamos construir cuando utilizamos el término smartcity o ciudad inteligente ¿Nos referimos a una ciudad digital o una ciudad sostenible? ¿A una ciudad cohesionada y segura o agresiva e insegura? ¿Construimos en guetos clasistas o para espacios participativos?
¿Cuál es el modelo que queremos para nuestras ciudades inteligentes?
Bajo mi punto de vista, la ciudad inteligente es la que se ocupa de sus ciudadanos y tiene una gran diferencia con las ciudades digitales.
Tanto las ciudades inteligentes como las sociedades inteligentes se preocupan de que el desarrollo urbanístico les permita vivir dentro de su zona; hogar, colegio, hospital, parques, ocio, trabajo, compras … con accesos para niños, adultos y mayores. Se ocupan de ocupar las calles con actividades sociales, integran al comercio, crece el PIB del barrio, es decir, diseñan todo un ecosistema de vida que saca los ojos a la calle y genera seguridad natural.
Barrios con un 100% de accesibilidad y movilidad, con viviendas sin escaleras, hogares pasivos, grandes aceras iluminadas, pequeños comercios locales donde todos nos conocemos, zonas para actividades vecinales, en fin, algo muy parecido a como era cuando éramos niños.
Sistemas de seguridad para las sociedades inteligentes con Genoma del robo
Para los que nos dedicamos a la seguridad contra la intrusión, nuestro compromiso es crear espacios seguros poniendo la tecnología al servicio de las personas y no al contrario. Para conseguirlo, escuchamos al cliente, entendemos sus expectativas, captamos sus necesidades y trabajamos con constancia, método y organización.
Cuando hablamos de sistemas electrónicos de seguridad estamos hablando de medios y de herramientas que nos ayudan a conseguir el objetivo, pero no son el fin por si mismos, ni por si solos pueden conformar lo que llamamos un sistema integral de protección. Faltan las capacidades, desempeño y motivaciones de las personas.
Esto es una de las múltiples falsas creencias que hay sobre los sistemas electrónicos de seguridad; el hecho de tener unos dispositivos electrónicos instalados en nuestra vivienda y que además podamos manejarlos con nuestro teléfono móvil parece que es la solución a nuestro problema de falta de seguridad. Pensar esto es un grave error.
¿Cómo actúa el delincuente actual?
Si nos fijamos en como actúa un delincuente, lo primero que observamos es que el delincuente es racional y mide el riesgo de su acción. Estudia el entorno, busca la facilidad del acceso, busca vías de escape, busca expectativas de botín, no quiere ser visto ni identificado ni mucho menos detenido, sabe manejar herramientas mecánicas, electrónicas, informáticas, y evoluciona permanentemente.
Sin embargo, nosotros como usuarios y compradores somos emocionales, nuestras decisiones de compra son fundamentalmente emocionales y somos capaces de tomar la decisión de compra de un sistema de alarma o una puerta de seguridad desde el sofá con nuestra tablet, sin contar para nada con la asesoría de un especialista, solo guiados por anuncios publicitarios que nos aseguran que estaremos protegidos si instalamos tal o cual alarma, y que además, vamos a poder manejar desde nuestro móvil e incluso encender y apagar luces.
Miles de robos con sistemas de alarmas.
Después viene la cruda realidad:
Estadísticas de criminalidad del Ministerio de Interior superan con creces el millón de robos en la última década, solo en domicilios y solo son cifras de los robos que se denuncian. Otro aspecto importante es que muchas de estas viviendas disponían de sistemas electrónicos de alarma.
Hay miles de casos en España en los que se producen ataques a viviendas, locales comerciales e industrias en general, las cuales disponían de sistemas electrónicos de seguridad y sin embargo han sido atacados por la fuerza, porque carecían de resistencia física o porque su inadecuado diseño de vivienda y entorno facilitaba la acción delincuencial.
Eso sin contar cuando el ataque se perpetra a través de las redes de datos (ciberataque). Cada vez más habitual en viviendas donde trabajan profesionales autónomos.
Y cuando esto pasa, la sensación de inseguridad pasa de cero a cien en una milésima de segundo y nos preguntamos ¿Ahora que hago?
Cuando el robo acontece, se rompe el glamour de la vivienda.
Aparte del impacto que genera el daño patrimonial de un robo, aparece el daño emocional que es generado por el simple hecho de haber sido víctima de una intrusión donde nuestra intimidad ha sido vulnerada, incluso sin que haya existido el robo, es suficiente solo con la intrusión en la vivienda.
Aparece el llamado sentimiento de inseguridad, con sentimientos de rabia, estrés, depresión, ansiedad, miedo, paranoia … generando una bioquímica negativa en las personas que lo sufren. Y que según cada persona, puede tardar años en desaparecer.
En nuestro concepto de ciudad inteligente, este factor de protección debe ser altamente considerado.
¿Cómo vivir con seguridad en nuestro hogar?
El diseño de las smartcities puede contribuir o no, a generar seguridad para sus ciudadanos. Lo puede hacer aunando urbanismo, arquitectura e infraestructura de seguridad desde el inicio de la planificación urbanística.
Hablamos por un lado de diseñar la accesibilidad del barrio, las aceras, la iluminación, las zonas de ocio, fomentar la participación y el sentimiento de propiedad, activar el mantenimiento y un largo etcétera que se resumen en las normativas CPTED y Seguridad por Diseño.
Y por otro lado, diseñar las propias viviendas con un diseño arquitectónico no escalable, no opaco, con una adecuada orientación de ventanas y puertas, con infraestructura pre-canalizada para sistemas de seguridad que combinen resistencia física, detección electrónica y control.
Ver enfoques de barrios seguros CPTED
El delincuente va desde afuera hacia dentro
Ya sabemos que el delincuente es transversal, analiza el entorno (seguridad por diseño), usa herramientas mecánicas (seguridad física), usa equipos electrónicos (seguridad electrónica) usa equipos informáticos (ciberseguridad).
Por lo tanto, la seguridad debe ser integral y para conseguirlo tenemos que diseñar desde afuera hacia adentro, taponando todos los posibles corredores de paso, mirando a nivel calle, nivel sótano y nivel tejados. Comenzando desde el entorno periférico, generando vigilancia natural con el diseño arquitectónico de fachadas, accesos no escondidos, ventanas, vegetación e iluminación que construya la disuasión que genera la vigilancia natural de vecinos (ver y ser vistos).
Metodología para diseñar viviendas y entornos seguros
España es un país de autodiagnóstico y esto es uno de los grandes impedimentos pero debemos cambiar nuestros procesos de decisión y contar con un asesoramiento especializado en seguridad por diseño y hacerlo en el origen de la construcción.
Seguridad por diseño
La seguridad por diseño (Security by Design) es una especialidad que considera la seguridad, usabilidad y arquitectura. Su objetivo es diseñar espacios seguros reduciendo el impacto (económico y emocional) de un exceso de tecnología. Lo consigue considerando el entorno y diseñando desde el origen de la construcción.
Nosotros usamos una metodología que denominamos “Genoma del Robo” que combina estas variables y toma muy en cuenta la usabilidad para que el sistema de seguridad sea usado en cada momento del día. Igualmente considera las ventajas que nos aporta una arquitectura pensada desde su funcionalidad.
El uso de la metodología tiene como objetivos específicos aumentar la eficacia y la efectividad de los sistemas y medios de seguridad desde un punto de vista transversal (integral). Implicando a los usuarios de los sistemas.
Fases del método Genoma del robo
La metodología Genoma del robo tiene cuatro fases secuenciales que guardan un orden específico:
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- Evaluación.
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- Diagnóstico.
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- Diseño.
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- Implementación.
En todo este proceso debemos involucrar a las personas para diseñar un entorno seguro y sensitivo, que no altere sustancialmente el estilo de vida.
Evaluación: Evaluación técnica objetiva que determina la posibilidad de intrusión.
Diagnóstico: Con lo anterior elaboramos un diagnóstico y proponemos las medidas.
Diseño: Para el diseño usamos la defensa en profundidad concatenado capas de protección que deben contemplar la resistencia, detección (anticipada e interior) y la capa de control.
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- Solo instalaremos los equipos necesarios, todo lo que no aporte valor lo desestimaremos. Con esta fórmula necesitaremos menos «cacharros» y reduciremos también el impacto de la tecnología sobre las personas y el medio ambiente. Diseñamos considerando el impacto en toda su extensión.
Implantación: Ejecución, el
mantenimiento y la gestión de obsolescencias.